Todos predican el amor propio, que la opinión ajena no es importante y ese tipo de pelotudeces; sí, pelotudeces, no porque esté mal o bien, sino porque es una mentira universal, demagogia barata y cliché desde tiempos inmemoriales. Todos, absolutamente todos buscan tener protagonismo en el teatro de la vida, el facebook es el ejemplo perfecto, la mayoría ha figureteado algo en éste, me incluyo...y es que nadie ha colgado nunca una foto donde se vean terriblemente antifotogénicos, por supuesto que no...todos somos esclavos del que dirán, del como seremos percibidos por los terceros, por ende y efecto dominó somos súbditos de las apariencias también. Enfocando ahora este tema al TDC, es obvio por qué estamos tan frustados, el protagonismo que queremos encontrar nunca llega, nos es esquivo y es que no nos sentimos dignos de un papel de protagonistas, el protagonista debe ser alguien impoluto, carismático, guapo o en su defecto, cumplir con los requisitos mínimos de los patrones y estándares de lo que es una figura humana agradable. ¿Entonces que hacemos?, pues nada, simplemente nos reservamos y pasamos de ser parte del elenco; sin embargo esta decisión trae infelicidad y frustración (hay que recordar que todo ser humano desea ser reconocido, admirado, querido, etc. Todos queremos nuestro papel protagónico, todos queremos la atención del público por un breve momento). Esta publicación me resulta algo frustante debido a que no puedo hacer otra cosa que reafirmar lo que todos sabemos y todos dicen, que somos creaciones de este sistema de cosas, sistema donde se nos ha adoctrinado a ser superficiales en esencia, superficisles desde lo más profundo e involuntario de nuestro ser.