Todos hemos tenido la tentación de bajar el telón y dejar de ser parte acto de la vida. Voy a pasar a enumerar algunas razones por las que no deberíamos concretar el auto homicidio.
1._No estoy en contra de que uno tenga la total decisión y libertad de poder elegir cuando y como dejar de existir y pasar a descansar del obligatorio oficio de vivir. Sin embargo, estoy en contra de que esa decisión sea motivada por rencores, despechos, desprecio y cualquier clase de influencias negativas. Uno siempre debe ser imparcial al momento de tomar decisiones de esa magnitud, estar en la totalidad de sus sentidos. Sería como lastimar verbalmente o incluso físicamente a alguien que amamos en un momento que nos encontramos hechos unos energúmenos, iracundos, viscerales, presos de la ira. Después viene el arrepentimiento, pero ya está perpetuado el desastre y con ello las consecuencias que nos alcancen.
Voy a compartir una anécdota de Albert Einsten.
El 17 de abril de 1955, Albert Einstein sufrió una hemorragia interna causada por la ruptura de un aneurisma en la aorta abdominal, que anteriormente había sido reforzada quirúrgicamente por el Dr. Rudolph Nissen en 1948. Einstein rechazó la cirugía, diciendo: "Quiero irme cuando quiero. Es de mal gusto prolongar la vida artificialmente. He hecho mi parte, es hora de irse. Lo haré con elegancia."
2._ Durante mi paso por la vida he conocido personas que han enriquecido mi vida y con las que he creado vínculos muy cercanos...también y por desgracia me he topado con individuos muy detestables, viles, pérfidos, que han desgraciado mi persona (individuos por los que fui estafado, a los que les entregué mi cariño y mostré mi verdadera esencia). Sin embargo, por esos seres queridos, no deberíamos eliminarnos...y es que haríamos desgraciada el resto de vida que les quede a esas lersonas que nos aman y aprecian (dolor, alcoholismo, locura, suicidio, etc. Y todo lo que podría repercutir en sus vidas nuestra decisión).
3._ La tercera razón por la que aún debemos continuar existiendo, es auspiciada por esos infames seres con los que tuvimos el infortunio de compartir momentos significativos; en particular a mí me desagrada mucho la idea de irme y que no solo se enteren de nuestra partida, sino que confirmen que al final de todo eramos unos desgraciados que no valían la pena, meros personajes insignificantes que a buena hora apartaron y menospreciaron.
Por esos motivos queridos amigos, a pesar de que el suicidio coquetea mucho con nosotros, debe ser descartado... :)
1._No estoy en contra de que uno tenga la total decisión y libertad de poder elegir cuando y como dejar de existir y pasar a descansar del obligatorio oficio de vivir. Sin embargo, estoy en contra de que esa decisión sea motivada por rencores, despechos, desprecio y cualquier clase de influencias negativas. Uno siempre debe ser imparcial al momento de tomar decisiones de esa magnitud, estar en la totalidad de sus sentidos. Sería como lastimar verbalmente o incluso físicamente a alguien que amamos en un momento que nos encontramos hechos unos energúmenos, iracundos, viscerales, presos de la ira. Después viene el arrepentimiento, pero ya está perpetuado el desastre y con ello las consecuencias que nos alcancen.
Voy a compartir una anécdota de Albert Einsten.
El 17 de abril de 1955, Albert Einstein sufrió una hemorragia interna causada por la ruptura de un aneurisma en la aorta abdominal, que anteriormente había sido reforzada quirúrgicamente por el Dr. Rudolph Nissen en 1948. Einstein rechazó la cirugía, diciendo: "Quiero irme cuando quiero. Es de mal gusto prolongar la vida artificialmente. He hecho mi parte, es hora de irse. Lo haré con elegancia."
2._ Durante mi paso por la vida he conocido personas que han enriquecido mi vida y con las que he creado vínculos muy cercanos...también y por desgracia me he topado con individuos muy detestables, viles, pérfidos, que han desgraciado mi persona (individuos por los que fui estafado, a los que les entregué mi cariño y mostré mi verdadera esencia). Sin embargo, por esos seres queridos, no deberíamos eliminarnos...y es que haríamos desgraciada el resto de vida que les quede a esas lersonas que nos aman y aprecian (dolor, alcoholismo, locura, suicidio, etc. Y todo lo que podría repercutir en sus vidas nuestra decisión).
3._ La tercera razón por la que aún debemos continuar existiendo, es auspiciada por esos infames seres con los que tuvimos el infortunio de compartir momentos significativos; en particular a mí me desagrada mucho la idea de irme y que no solo se enteren de nuestra partida, sino que confirmen que al final de todo eramos unos desgraciados que no valían la pena, meros personajes insignificantes que a buena hora apartaron y menospreciaron.
Por esos motivos queridos amigos, a pesar de que el suicidio coquetea mucho con nosotros, debe ser descartado... :)