Enamorarse...enamorarse y tener a ese alguien especial al lado, vivencia obligatoria para todo ser humano. Es una sensación muy agradable, mucho más al comienzo de la relación; sin embargo el terminar una relación es también una etapa obligatoria. Es aquí a donde quería llegar, si bien una separación es ya de por sí dolorosa (al menos para el que sigue tremendamente enamorado), para alguien con dismorfofobia se convierte en una experiencia traumática y obsesiva...un rompimiento significa el auge de todos nuestros temores, complejos y miedos (obviamente estoy hablando cuando el que es dejado, apartado, ignorado, etc. Somos nosotros).
Pongamos las cosas claras.
1. No somos de los que tienen la confianza para hablar y cortejar a la persona que nos gusta. Esto es muy peligroso, ya que no somos de buscar y luchar por la atención de esta (atención como una pareja potencial)...¿y que nos queda?, pues nada, creo que en la gran mayoría de los casos (no hay que contar la suerte), somos meros espectadores de como nuestro adonis o musa es raptado por otro (como siempre y perdonen la trivialidad y superficialidad del comentario, dependiendo de la belleza del objetivo equivalentemente la de su raptor o raptora (hay las excepciones, pero estamos hablando de lo general...y sí jaja acabo de abrir un paréntesis dentro de otro, jaja un inception de la redacción)). Entonces volvamos, ¿que nos queda?, nos queda lo que no buscamos, nos queda aquello que no pedimos y por lo que no luchamos...en mi caso una fémina algo obsesiva y enfermiza para llamarme y hablarme, que al inicio yo no correspondía y es que no me agradaba (ni física, ni intelectualmente)...y dirán, pero entonces ¿por qué diablos hablaban y mantenían contacto?, pues debo decir que en mi caso era por lástima...ella para mí, era una persona poco atractiva respecto a los parámetros con los que juzga el mundo, para mí era una incomprendida que había sido fabricada por el mundo superficial y tan calificador de hoy en día. Con el tiempo esa lástima se convirtió en costumbre y la costumbre derivo en cariño, aprecio y finalmente amor. Mi madre siempre me advirtió de esa relación y es que digásmoslo así, esta chica era un poco liberal; liberalismo que no colisionaba con mi filosofía de vida, ya que para mí, uno es libre de hacer lo que quiera durante su soltería... pero...pero...gallina que come huevos aunque le cortes el pico. En resumen fui engañado múltiples veces con otros chicos, mi ridículo amor propio e inseguridad me hizo humillarme y no cortar esa enfermiza relación, solo pensaba en que todo acabaría como en las mal educadoras películas románticas y que ella cambiaría, se daría cuenta de que la amo y bla bla bla...jajaja, craso error que pagué caro.
a) Es imposible no compararse con los personajes por los que te engañaron, verlos en mejor posición física que tú.
b) Es muy difícil terminar la relación, te vuelves adicto a esa atención romántica de la que eres protagonista.
c) Es automático el pensar que de mejorar o eliminar los defectos físicos de uno, nunca hubiera ocurrido la tragedia.
d) Al final te terminas humillando y buscando el afecto de esa persona...obviamente que no por amor (al menos no tanto), sino por eliminar ese trauma de abandono y rechazo.
Todas estas cosas las pasan también todas las personas, pero en nuestro caso me parece que la locura y obsesión tiene el origen en terrenos que están ajenos (no absentos) al amor.
Pongamos las cosas claras.
1. No somos de los que tienen la confianza para hablar y cortejar a la persona que nos gusta. Esto es muy peligroso, ya que no somos de buscar y luchar por la atención de esta (atención como una pareja potencial)...¿y que nos queda?, pues nada, creo que en la gran mayoría de los casos (no hay que contar la suerte), somos meros espectadores de como nuestro adonis o musa es raptado por otro (como siempre y perdonen la trivialidad y superficialidad del comentario, dependiendo de la belleza del objetivo equivalentemente la de su raptor o raptora (hay las excepciones, pero estamos hablando de lo general...y sí jaja acabo de abrir un paréntesis dentro de otro, jaja un inception de la redacción)). Entonces volvamos, ¿que nos queda?, nos queda lo que no buscamos, nos queda aquello que no pedimos y por lo que no luchamos...en mi caso una fémina algo obsesiva y enfermiza para llamarme y hablarme, que al inicio yo no correspondía y es que no me agradaba (ni física, ni intelectualmente)...y dirán, pero entonces ¿por qué diablos hablaban y mantenían contacto?, pues debo decir que en mi caso era por lástima...ella para mí, era una persona poco atractiva respecto a los parámetros con los que juzga el mundo, para mí era una incomprendida que había sido fabricada por el mundo superficial y tan calificador de hoy en día. Con el tiempo esa lástima se convirtió en costumbre y la costumbre derivo en cariño, aprecio y finalmente amor. Mi madre siempre me advirtió de esa relación y es que digásmoslo así, esta chica era un poco liberal; liberalismo que no colisionaba con mi filosofía de vida, ya que para mí, uno es libre de hacer lo que quiera durante su soltería... pero...pero...gallina que come huevos aunque le cortes el pico. En resumen fui engañado múltiples veces con otros chicos, mi ridículo amor propio e inseguridad me hizo humillarme y no cortar esa enfermiza relación, solo pensaba en que todo acabaría como en las mal educadoras películas románticas y que ella cambiaría, se daría cuenta de que la amo y bla bla bla...jajaja, craso error que pagué caro.
a) Es imposible no compararse con los personajes por los que te engañaron, verlos en mejor posición física que tú.
b) Es muy difícil terminar la relación, te vuelves adicto a esa atención romántica de la que eres protagonista.
c) Es automático el pensar que de mejorar o eliminar los defectos físicos de uno, nunca hubiera ocurrido la tragedia.
d) Al final te terminas humillando y buscando el afecto de esa persona...obviamente que no por amor (al menos no tanto), sino por eliminar ese trauma de abandono y rechazo.
Todas estas cosas las pasan también todas las personas, pero en nuestro caso me parece que la locura y obsesión tiene el origen en terrenos que están ajenos (no absentos) al amor.